No nos hemos parado a
pensar el presente. El presente es la única certeza; pasado y futuro son nudos
del relato que nos liga a una realidad ilusoria. Este es el significado de la
palabra religión, del latín religare,
reunirnos con lo divino. Nuestra civilización se funda en la palabra y el texto
es la fuente de todas nuestras creencias. Así, la escritura es poder y la
gramática es la norma que nos sujeta. Adviene el imperio de la ley, hemos de
obedecer el dictado de los dioses y rendirles tributo. Es el sacrificio que se
nos exige en aras de un bienestar futuro, los principios en los que se sustenta
una cultura.
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