Fotograma de la película Orfeo de Jean Cocteau. |
Quiero llorar porque me da la gana
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.
Las cosas del otro lado… al otro lado de la página debe de estar mi realidad, no sé por qué me aferro a esta tabla de salvación; quizá, porque con mis lecturas encontré otra forma de entender el mundo y vi en ellas la deformación de las formas aprendidas.
Tenemos la posibilidad de resignificar el mundo y eso solo lo podemos hacer por medio del lenguaje. Debemos persistir en el lenguaje, descender a sus raíces, al origen de los conceptos. Todo el producto de nuestro pensamiento está sujeto a las palabras. El lenguaje ha fundado civilizaciones, extendido imperios, sustentado creencias, religiones, y ha dotado de entidad a las creaciones nacidas de nuestra imaginación.
La palabra proyecto ahora se me manifiesta en toda su extensión, arrojo estas líneas hacia adelante con la esperanza de enclavarlas en un territorio futuro y que me arrastren hacia allí. Mientras tanto, construyo el puente que me ayude a cruzar el abismo.
Un puente con muchas perspectivas. Me encanta. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Nuria. Un saludo!
EliminarMe ha gustado mucho todo lo que puedo leer entre líneas a través de ese puente, que ya es una esperanza. Un escrito muy honesto.
ResponderEliminarSaludos!
Este puente es la literatura y la esperanza es que estas palabras lleguen a su destino. Gracias, Maty.
Eliminar