Hoy la tarde es para mí, se dijo
mientras cerraba el libro y se acurrucaba en la cama para echar la siesta. “A
Mari se le murió el marido y ahora está sola”, la conversación de las dos
mujeres en la calle se escuchaba nítidamente en la habitación, mezclada con el
ruido del tráfico de las cuatro. Esto es lo que pasa mientras duermes: la vida.
Los romanos siguen levantando el primer muro de la ciudad para protegerse de
las tribus vecinas, la historia, que sigue aconteciendo. Le vino a la mente un
relato de Cortázar que después buscaría para releerlo, no recordaba el título.
Pensó que así podría
escribir su anhelada novela, anotando todo lo que le viniese a la cabeza,
porque si no, ¿cómo hacer para escribir tantas páginas? Podría ser el método,
porque necesitaba escribir o, de lo contrario, terminaría por volverse loco.
Este último periodo de dos meses en el desempleo le estaba minando por dentro,
la inactividad mental le estaba ablandando los sesos.
Todos los fuegos el
fuego, el relato de Cortázar, qué ironía, esto solo podría pasar con Cortázar,
la isla lleva días abrasándose bajo las llamas; duermo en un lecho calcinado.
No sé sobre qué están
escribiendo los escritores de mi tiempo, sobre religión probablemente, la
literatura siempre ha sido una cuestión de fe. Otra ironía, mi hijo en la
habitación de al lado estudiando para el examen a los padres de la iglesia:
Machado, Juan Ramón Jiménez, etc, etc, etc.
Supongo que cuando digo
que esta tarde es para mí, me refiero a que voy a escribir, el resto de lo que
hago es para el otro, “yo es otro”, qué diablos quiso decir Rimbaud, qué hacía
Rimbaud durante la Comuna de París, lo buscaré más tarde.
¿Necesidad de la
literatura? Ninguna. La fe no es necesaria, se puede morir sin creer en nada.
Escribir desde otro
lugar, tal vez desde Marte. La literatura futura se hará en otros planetas,
allí llevaremos nuestro mundo, el mundus
de los romanos y su dios de la guerra. También crearemos ciencia y filosofía;
pasarán millones de años y se nos olvidará el quiénes somos y el de dónde
venimos y estudiarán nuestros restos para reconstruir nuestras civilizaciones y
nuestro pensamiento. Y se lo inventarán todo, claro: religión, literatura…
Aunque, tal vez, dejen de necesitar el lenguaje, entonces pasaremos a ser otra
cosa.
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