Todavía no he llegado a este tiempo.
Visito
antiguas civilizaciones,
exploro
ruinas, estudio lenguas ya muertas:
silencios
de los que proceden todos los conceptos.
Descifro
signos, cuñas en tablas de arcilla,
ideogramas,
el aleph, el alfa y la omega;
el
ser humano siempre en busca de principios
que
ordenen su extrañamiento.
El
juego de la escritura, trazos en la estela
de
una realidad evanescente
y
la invención de la verdad
como
metáfora unánime de la existencia.
Antonio, te ha quedado un juego estupendo en estas líneas que trazas y que en tan pocas palabras hacen viajar a este fantástico mundo. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Maty, sigamos jugando. Un fuerte abrazo!
EliminarEspero que el juego de la escritura resulte duradero y permanezca su huella el tiempo suficiente para que el lector pueda apreciarla. Que los " trazos en la estela de una realidad" no sean tan evanescentes. Y aunque lo fueran, a tus palabras no afectará porque lo belloo es lo que perdura.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Marcos. Decía Cortázar que se debe escribir con la misma seriedad con la que juega un niño. Yo también creo que de eso se trata, así que sigamos jugando. Saludos!
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