Escribir
a mano, sentir la conexión texto-cuerpo,
de
la res cogitans a la res extensa,
un
proceso que habrá de continuar en otros ojos
que
descifren este código,
en
un mecanismo que se repite ad infinitum.
Y
en el centro del círculo, la reflexión,
como
un sol que alumbre el entendimiento.
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