lunes, 17 de marzo de 2025

Apuntes (1)

En lugar de una vida literaria siempre he pretendido hacer una literatura vivida, todos mis textos son autobiográficos, no invento nada.

Me hacen feliz unas pocas palabras si con ellas puedo componer un poema; quizás, porque al mismo tiempo en que esas palabras se ordenan, adquiriendo un ritmo y una cierta armonía, mi vida se acompasa a esa cadencia. Es como si otra cosa sucediera, distinta a la sensación que a veces me ahoga cuando el papel parece escrito por alguien ajeno a mí, un escritor con una prosa tan exacta que pareciera estar resolviendo ecuaciones matemáticas en vez de hacer literatura. Literatura, porque eso es lo que siempre he querido hacer con mi vida. Literatura con vida propia y la vida como una metáfora de lo que a la poesía le está sucediendo.

sábado, 8 de marzo de 2025

Ayer lo dejé a medias

el poema que iba a escribir,
la vida que iba a comenzar a vivir,
en fin, los proyectos.
Recuerdo hasta aquel partido de fútbol
que se tuvo que suspender por la lluvia.
Ahora miro hacia atrás
y ya tengo más de cincuenta años,
te juro que me cuesta creerlo,
medio siglo da para completar una época.
Pero aquí estoy,
no sé cuánto queda para el final
y, sin embargo, sigo con ganas de hacer cosas:
terminar el libro de poemas,
terminar de tanto comenzar a vivir
y disfrutar de la vida sin excusas,
continuar con nuestra historia de amor
(aún recuerdo el primer beso que te di
y todavía sigo deseando estar contigo a solas).
Ahora, que son las cinco de la tarde
de un día cualquiera,
siento que estoy en medio de algo
a lo que, y deja que me contradiga,
no quiero poner término;
seguiría escribiendo este poema
hasta que se acabe el día
o, mejor, seguiría empezando el día
hasta que se acabe el poema
y vengas a acostarte,
para compartir nuestros sueños.

miércoles, 24 de julio de 2024

Meditaciones (6)

Para poder analizar nuestra época con perspectiva tendríamos que hacerlo sin contemplar su imagen, porque la imagen ya no es representación del mundo, sino sustitución de la naturaleza. Las imágenes ocupan todo el espacio, abarcando la mayor parte de nuestro campo de visión. Habitamos territorios etéreos cuya propiedad se concentra en unas pocas manos; como en un retorno al feudalismo, los nuevos señores ceden a sus siervos pequeñas parcelas de la realidad en las que puedan ver reflejados los frutos de sus esfuerzos. La configuración del mundo obedece a unos códigos y cualquier forma de vida está sujeta a la programación, así ganan crédito los postulados de la ciencia.

    En perspectiva queda lo que está de espaldas al foco, a contraluz, oscurecido por las sombras.



domingo, 14 de julio de 2024

Meditaciones (5)

 

No nos hemos parado a pensar el presente. El presente es la única certeza; pasado y futuro son nudos del relato que nos liga a una realidad ilusoria. Este es el significado de la palabra religión, del latín religare, reunirnos con lo divino. Nuestra civilización se funda en la palabra y el texto es la fuente de todas nuestras creencias. Así, la escritura es poder y la gramática es la norma que nos sujeta. Adviene el imperio de la ley, hemos de obedecer el dictado de los dioses y rendirles tributo. Es el sacrificio que se nos exige en aras de un bienestar futuro, los principios en los que se sustenta una cultura.

domingo, 23 de junio de 2024

Meditaciones (4)



¿En qué no nos hemos parado a pensar? Si nuestro pensamiento ha sido capaz de abarcar la totalidad, quizá sea el momento de pensar la nada. Si no hemos sido capaces de encontrar las respuestas en el todo, es porque, tal vez, no existan las respuestas y necesitemos hallar una nueva forma de hacer las preguntas.

La nada es lo que no existe, por lo que no se puede conceptualizar, pues el concepto ya queda atrapado en los límites de una definición. No podemos saber qué es lo que no existe, por lo que se trataría de elaborar una filosofía de lo innombrado. Pero, ¿cómo sería pensarnos fuera del lenguaje?, ¿seríamos capaces de desconectar nuestro dispositivo lógico? No se puede encarar la nada con el lenguaje, pues el no ser queda excluido por el principio de no contradicción, así, la nada, queda confinada en el espacio de la negatividad. La nada no puede expresarse, no existen signos para darle sentido. La nada podría estar en lo insignificante.

Nuestros esfuerzos siguen encaminados a potenciar el mismo modelo de conocimiento, y todo apunta a que el desarrollo de una inteligencia artificial solo multiplicará el número de teorías existentes. Mientras tanto, seguimos sin poder salir del asombro.

domingo, 16 de junio de 2024

Meditaciones (3)

Toda nuestra epistemología se funda en la idea de tiempo. Sin el constructo de una sucesión cronológica de los hechos, el castillo sobre el que se elevan las teorías del conocimiento se viene abajo.

Pero, ¿existe el tiempo? Para el ser humano sí, evidentemente, según Kant, el tiempo es una forma de nuestra intuición pura y, tan solo en él, es posible la realidad de los fenómenos. Necesitamos de un principio a partir del cual ordenar los sucesos, un origen desde el que comenzar a contar la historia y, allá donde nuestra imaginación no alcanza, nos topamos con el caos. Así comienza la Cosmogonía de Hesíodo: “En primer lugar existió el caos”, después los dioses comenzaron a crear el cosmos, que en griego significa el orden. Así comienza el libro del Génesis: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, “la tierra era caos, confusión y oscuridad…”. En Cosmología el universo comienza con el Big Bang, la Gran explosión, hace unos 14.000 millones de años y ahí se pone en marcha nuestro reloj cósmico. En el paso del mito al logos hemos ganado en precisión, pero Cronos sigue devorando a sus hijos.

Me pregunto qué sería de la humanidad sin la memoria, si en lugar de beber en ese río del Hades que los antiguos griegos llamaron Mnemosine, lo hiciésemos en las aguas del Leteo; viviríamos en un solo instante, cometiendo por siempre los mismos errores, cosechando los mismos aciertos.