Qué
equivocados debemos de estar,
siento
que se nos escapa algo,
algo
velado que, seguramente,
se
trate de lo más simple.
Quizás,
la complejidad de nuestro pensamiento
es
solo aparente
y
estemos avanzando hacia una incomprensión
profunda
de las cosas;
quizás,
el mayor de nuestros aciertos
sea
el de reconocer la propia ignorancia, enmudecer,
de lo que no se puede
hablar hay que callar.
Quizás,
toda esta desesperación,
este
movimiento exacerbado, enloquecido,
nos
conduzca hacia un cansancio clarividente
y,
en ese preciso instante,
cuando
detengamos esta maquinaria destructiva
a
la que hemos llamado racionalidad,
se
produzca la epifanía,
la
alétheia, el desocultamiento de la verdad.
Quizás, solo quizás. Un abrazo
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